viernes, 10 de enero de 2014

CABALLEROS Y DAMAS: ABSCISA



Creo que no soy capaz de describir a este personajillo que tengo por amiga y compañera de eje. A ella se le da mejor eso de recordar historietas, sobre todo las graciosas, motivo por el que lleva una libretilla con ella siempre donde se apuntan las mayores bobadas que os podáis imaginar; seguro que en una entrada os lo cuenta :P. 

Si mal no recuerdo, nos conocimos en un bar de la ciudad donde estudiábamos con esta amiga que ya no es amiga, en uno de estos ratos en los que se debería estar en clase. Pero ese día no pasó nada divertido, así su historia es más molongui.

Desde que empezamos a arreglar el mundo, allá por los tiempos universitarios, nada habría sido lo mismo sin la amiga sabia del grupo. Sí, todos los grupos tienen un/a amigo/a sabio/a, pero en este caso es sabia de verdad, de las wenas wenas! Sin ella, yo sólo sería una línea vertical. 

Pero no os creáis que es todo seriedad, que le entra la cara en un cachi, ¡doy fe! También se comenta que baila cuando no está en un lugar donde nadie nos conoce, misterios de la vida...

DAMAS Y CABALLEROS: ORDENADA



Aún éramos jóvenes e ingenuas cuando conocí a Ordenada. Una amiga que ya no es amiga nos presentó (esta ha sido su mayor aportación al mundo: presentarnos).

Sentadas en la típica terraza del típico bar para universitarios (esto quiere decir: sillas de propaganda de refresco, más mierda en la mesa que en el suelo y vasos de plástico para tomar la consumición), la ex amiga, ella, otras dos (que no vienen a cuento) y yo, pasábamos el rato riéndonos sobre qué haríamos en el futuro si nuestras carreras no daban los frutos deseados.

¡Ah, el 2008! Aún no sabíamos que había estallado la famosa crisis… Nos burlábamos del mundo pensando salidas profesionales ridículas porque nos creíamos triunfadoras…

-Pues si no encontramos curro-dijo Ordenada-podemos montar un grupo musical. Somos seis y estamos buenas.

-¡Sí! ¡Qué bueno!-respondimos las cinco restantes-. ¿Y cómo nos llamaríamos?

-¡Lujuria!... No… ¡Pereza!...No… ¡Mierda! Los mejores nombres ya están cogidos…-saltó Ordenada.

Y aquel fue el comienzo de una bella amistad.

Ordenada es una tía brutal. Menos trabajo, tiene de todo y, en los tiempos que corren, eso es mucho decir.

Ella es la simpática, la alegre, la optimista. La que en su ciudad natal tarda 45 minutos en salir de un bar porque todo el mundo se para a saludarla y la que, cuando sale al extranjero, se tiene que parar a saludar porque se encuentra conocidos en el metro…

Pero también es la chunga. Yo la he visto (sí, señores) acocotar contra la pared a un tío dos cabezas más grande que ella. Y también la he visto crear un espacio vacío a su alrededor bailando en un concierto de punkys… Tíos con cresta se alejaban para no molestarla. Y el caso es que tiene una sonrisa de lo más dulce y entrañable.

Supongo que es todo eso, junto con su risa contagiosa, lo que la hace inigualable.