lunes, 7 de abril de 2014

Por qué es bueno contratar a personas con poca o ninguna experiencia



Nuestra generación está muy familiarizada con el círculo vicioso: “Como no consigo un trabajo no tengo experiencia. Como no tengo experiencia no consigo un trabajo”.

Aunque lo cierto es que, quien más quien menos, algo de experiencia tiene, porque nadie se ha pasado toda su vida de brazos cruzados. Todos, en mayor o menor grado, hemos currado alguna vez: durante los veranos, en campañas navideñas, meses sueltos, unas prácticas… tanto en nuestras especialidades como en otros sectores.

El problema es que nuestra experiencia nunca les parece suficiente a quienes ofertan los pocos empleos que se ven por ahí hoy en día.

¿Cómo podemos hacerles entender de una vez que no podemos tener más si son ellos los que no nos contratan?

Por lo visto no se puede…

Por eso, quizás deberíamos enfatizar en otros puntos a nuestro favor que sean capaces de minimizar los efectos de la falta de experiencia.

Ahí van algunos. Por ejemplo, como hemos trabajado tan poco:

-Nuestras ganas de hacerlo son inmensas. Estamos deseando firmar un contrato y, por eso, nuestro entusiasmo es contagioso.

-Aún no tenemos nociones suficientes como para valorar la forma de hacer las cosas. Es decir, jamás criticaremos a una empresa por hacer las cosas así y no “asá”. Es más, la empresa que nos acoja podrá moldearnos a su imagen y semejanza.

-Para poder optar a un empleo hemos continuado formándonos sin descanso. Lo que significa que acumulamos una ingente cantidad de conocimientos sobre nuestras áreas particulares y sobre otras que nada tienen que ver… Estamos especializados al máximo, pero también somos muy versátiles.

-No tenemos ideas preconcebidas sobre el mercado, el sector, los competidores… Sino que poseemos una visión mucho más abierta que nos permite llegar donde los grandes expertos no alcanzan debido a sus perjuicios (fruto de su mucha experiencia).

-Estamos deseando hacernos valer, lo que se traduce en mucha más entrega, compromiso, dedicación y productividad por nuestra parte de las que es capaz de ofrecer cualquier otro trabajador.

-Estamos desesperados… Aceptaríamos cualquier cosa con tal de dejar de visitar las oficinas de la SEPE…

¿Es o no es así?

(¿Señores empleadores, no les parecen motivos suficientes?)