lunes, 13 de enero de 2014

Tres consejos que no nos dieron y que se les podían haber pasado por la cabeza



Consejo 1: “Compaginad vuestros estudios con diferentes trabajos para hacer currículum”.

El que más o el que menos ha trabajado durante la carrera, pero no en lo que debería haber trabajado. No vale lo de estar de camarero poniendo copas los fines de semana o lo de impartiendo clases particulares por cuenta propia o en academias.

Lo que deberían habernos dicho es que tendríamos que haber trabajado como cajeros, reponedores, comerciales, dependientes y teleoperadores en nuestros ratos libres entre examen y examen.

Ahora, cuando quieres buscar curro, debes hacer un currículo por oferta. Y claro, si pones que has estudiado no te contratan porque:

a)     Tienen miedo de que te salga algo de lo tuyo (¡¿dónde?!) y les dejes tirados.
b)     No tienes experiencia.

Si hubiésemos adquirido esas experiencias durante la carrera, a la hora de hacer el currículum para las ofertas, podríamos obviar los estudios en Ingeniería de Telecomunicaciones y, sin embargo, tener cubierto ese hueco de cinco años.

Consejo 2: “Si estudiáis un idioma, estudiad uno insospechado”.

El inglés, el francés o el alemán están pasados de moda, y las empresas tienen las vistas puestas en países emergentes: China, Rusia, Brasil…

En vez de perder el tiempo con el verbo “to be” o el “être”, deberíamos haber empleado ese esfuerzo en memorizar el alfabeto cirílico, los fonemas del mandarín o en saber en qué consiste exactamente el indonesio…

Consejo 3: “Sed como las abejas, picad un poco de cada flor”.

¿Esto qué es? Pues muy fácil. Si has hecho la carrera de Ciencias Físicas no sigas con un doctorado sobre la Teoría de Cuerdas, hazte un máster en Banca y Finanzas, continúa con un par de cursos de Administración y Excel y, para cubrirte las espaldas, otro par de ellos: uno de posicionamiento SEO y otro de Edición de texto y vídeo.

Que visto de primeras puede parecer que no hay ni orden ni concierto en tu formación, cierto, pero cubrirás un montón de campos y tendrás un montón de competencias.

Con estos consejos todo nos habría ido mucho mejor porque, ¿qué empresa no querría contratar a un Físico que entiende de banca, que sabe hacer tablas en Excel, rellenar nóminas y la declaración de la Renta, lo mismo que montarte un divertido vídeo para que subas a Youtube o editarte la web institucional?

Tres consejos que nos dieron y que no nos han valido para nada



Consejo 1: “Estudiad, estudiad para que tengáis un futuro mejor”.

A día de hoy te preguntas: “¿mejor que qué?”.
Al menos, gracias a lo mucho que has estudiado eres consciente de la mierda que vives. Sabes que vayas donde vayas te van a decir que estás “sobrecualificado”. Y es verdad: por más grande que sea, la cadena McDonald ya ha superado el cupo máximo de empleados licenciados a los que puede poner a freír hamburguesas.

Consejo 2: “Aprended idiomas; abre muchas puertas”.

Y claro que las abre: ¡en el extranjero! Preguntádselo a Ordenada que está en Alemania.

Por más interesante y ventajoso que sea viajar, a nadie le gusta emigrar por el motivo de moda: “por cojones”.

Ascender en el curro y tener la posibilidad de ir a otro país debe de ser genial, pero el ir con una mano delante y otra detrás a empezar de cero… Es otro cantar. ¿Qué empresa va a contratar a un emigrante español que chapurrea el alemán/inglés/francés/italiano de la calle, que no tiene experiencia en el sector y que llega sin referencias de empleos anteriores? ¡Ah, sí! ¡McDonald!

Consejo 3: “Especializaos, universitarios hay muchos, demostrad que sois los mejores en algo, que nadie excepto vosotros puede hacerlo”.

Así que nos metimos en cursos y posgrados y doctorados e historias varias que nos transformaron en  coloproctólogos, graduados en estudios francófonos aplicados o humanistas con másters en diplomacia y relaciones internacionales.

Pero claro, nadie nos dijo que con los recortes en sanidad o educación y con el cierre en banda del sector privado, lo de especializarte servía más bien para pillarte los dedos. Nos especializamos tanto tanto, que solo valemos (por lo visto) para realizar un puesto específico. Y claro, si con la carrera “a pelo” ya estás sobrecualificado…

¿Cuál es la moraleja? Estamos en ello, dadnos tiempo. Estar sobrecualificados, tiene que servirnos de algo.