lunes, 13 de enero de 2014

Tres consejos que nos dieron y que no nos han valido para nada



Consejo 1: “Estudiad, estudiad para que tengáis un futuro mejor”.

A día de hoy te preguntas: “¿mejor que qué?”.
Al menos, gracias a lo mucho que has estudiado eres consciente de la mierda que vives. Sabes que vayas donde vayas te van a decir que estás “sobrecualificado”. Y es verdad: por más grande que sea, la cadena McDonald ya ha superado el cupo máximo de empleados licenciados a los que puede poner a freír hamburguesas.

Consejo 2: “Aprended idiomas; abre muchas puertas”.

Y claro que las abre: ¡en el extranjero! Preguntádselo a Ordenada que está en Alemania.

Por más interesante y ventajoso que sea viajar, a nadie le gusta emigrar por el motivo de moda: “por cojones”.

Ascender en el curro y tener la posibilidad de ir a otro país debe de ser genial, pero el ir con una mano delante y otra detrás a empezar de cero… Es otro cantar. ¿Qué empresa va a contratar a un emigrante español que chapurrea el alemán/inglés/francés/italiano de la calle, que no tiene experiencia en el sector y que llega sin referencias de empleos anteriores? ¡Ah, sí! ¡McDonald!

Consejo 3: “Especializaos, universitarios hay muchos, demostrad que sois los mejores en algo, que nadie excepto vosotros puede hacerlo”.

Así que nos metimos en cursos y posgrados y doctorados e historias varias que nos transformaron en  coloproctólogos, graduados en estudios francófonos aplicados o humanistas con másters en diplomacia y relaciones internacionales.

Pero claro, nadie nos dijo que con los recortes en sanidad o educación y con el cierre en banda del sector privado, lo de especializarte servía más bien para pillarte los dedos. Nos especializamos tanto tanto, que solo valemos (por lo visto) para realizar un puesto específico. Y claro, si con la carrera “a pelo” ya estás sobrecualificado…

¿Cuál es la moraleja? Estamos en ello, dadnos tiempo. Estar sobrecualificados, tiene que servirnos de algo.

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